A lo largo de las últimas décadas
se ha ido desarrollando exponencialmente el fenómeno de Internet. La red de
redes. Un nuevo paradigma en la comunicación, que se introduce tanto en su
versión micro -pequeña escala, de relaciones personales- como macro –gran
escala, organizacional, de relaciones públicas y eminentemente empresarial o
comercial-. No es, por tanto, nada extraño que esto requiera, de la misma
forma, de un cambio de paradigma en muchos otros aspectos.
En este blog nos centraremos en
este cambio de paradigma, en estas nuevas formas de explotación comercial que
se abren en un gran abanico que en muchos casos aún está por afianzarse pero
que avanza y se desarrolla a pasos de gigante.
Haciendo una retrospectiva a modo
de recopilación para no perdernos y ver todos los aspectos posibles en los que
Internet se usa como un apoyo o un fin en su mismo en el desarrollo
empresarial, daremos algunas pinceladas sobre los usos que se dan en la red,
centrándonos en los temas que trataremos en las sucesivas entradas. Estos temas
se puede dividir en varios bloques, que serán: el crowdfunding como método de
financiación a través de Internet, el consumo de música en la red, el cine, las
series y por último otros modelos de financiación empresarial que creamos
innovadores, de trascendencia o simplemente curiosos.
Por ejemplo, en el caso del crowdfunding, podremos hacer
referencia, tratando este método de financiación, a muchas otras formas
artísticas como las que hemos citado (cine, series, música…) y también otros
proyectos empresariales, de todo tipo. Como apunta Germán Llorca en el artículo
El crowdfunding y los nuevos modelos de
negocio info-digital (I Congreso Internacional de Comunicación
Audiovisual y Publicidad. Internet y la Información , 2010), “no en vano,
las transformaciones de tipo tecnológico y social que subyacen en todos estos
ámbitos son las mismas y se deben a los procesos de convergencia tecnológica y
formal en marcha”.
En definitiva, volviendo a esta reflexión sobre los nuevos modos de comercialización en la red, podemos afirmar que Internet, como nueva plataforma o canal de comunicación, requiere de una nueva forma de presentar cualquier elemento que se quiera vender. Desde el diseño de un catálogo de El Corte Inglés a una serie que se puede ver online o, aún más, una webserie, hecha expresamente para ser consumida a través de Internet. Todos estos elementos requieren y conllevan un replanteamiento de la forma de difusión y por tanto, de su financiación.
Se ha creado una corriente de opinión muy popular y por la
cual todo lo considerado “cultura” debe poder ser consumido de manera gratuita
en la red. Esta idea tiene en su otro extremo necesariamente la corriente de
que para que se siga haciendo ese arte o promoviendo la creación cultural tiene
que haber un pago de dinero, una contraprestación económica que pueda hacer
sostenible la situación y mantener saludables las empresas. Durante muchos años
se ha estado dando lugar esa dualidad, a modo de oposición “gobernantes” y
“gobernados” o “élite” y “populacho”, como diría Raymond Williams (Cultura y sociedad, 1958). Lo que muchas
veces no se plantea como opción ante ese debate que siempre resulta tan estéril
es que la solución no se encuentre en uno u otro lado, incluso no en un término
medio, sino en un cambio de modelo de financiación. Poniendo el ejemplo de la
música, que trataremos en entradas venideras, el streaming permite escuchar música de forma legal en plataformas
como Spotify o Grooveshark y la financiación no la hace el consumidor
directamente (en su mayor parte), sino empresas publicitarias. Sin aclarar si
este método en concreto es sostenible o no, es una muestra de las opciones de
cambio de permite y que requiere el gran crecimiento del uso de Internet.
Jorge Dobón Mascarell